El final del verano
suele ser época de recogida de las frutas más habituales para
elaborar nuestras confituras y mermeladas. Frutas como los
higos, manzanas, frambuesas, moras y otras muchas más son ideales para preparar
conservas para todo el invierno y así disfrutarlas en nuestros desayunos,
meriendas y como no, para elaborar infinidad de postres.
Si te resulta tedioso,
o no te han salido bien las últimas veces que las preparaste, hoy traemos unosconsejos básicos para triunfar con tus mermeladas
caseras y que
estas no tengas nada que envidiar en sabor y textura a cualquier conserva
gourmet.
La materia prima
Como todo el mundo sabe
las materias primas principales de toda mermelada o confitura son la
fruta y el azúcar. Referente a la fruta, lo ideal es preparar
nuestras conservas caseras con la fruta en su momento de temporada, el punto de
maduración será el correcto y nos aseguraremos que no han madurado tiempo
excesivo en cámaras y de forma artificial.
La fruta no debe de
estar ni muy verde ni muy madura. Esta
última contendrá menor cantidad de pectina lo que dará como resultado
mermeladas poco espesas y difíciles de utilizar, y por supuesto siempre hay que
desechar la fruta excesivamente dañada, pues puede ser la causante de que una
mermelada se estropee durante su conservación.
El azúcar es un
elemento muy importante en la fabricación de las mermeladas pues actúa como
conservante, por ello no bajes excesivamente su proporción en relación con
la fruta, es una de las principales causas por las que te
sueles encontrar con mermeladas líquidas y con poco cuerpo, lo ideal es añadir
por cada kilo de esta unos 700
gramos a 1000 gramos de azúcar.
Lo ideal es dejar
macerar durante varias horas la fruta junto con el azúcar para que cuando empecéis a cocer la
mermelada el azúcar ya esté totalmente disuelto en el líquido que la fruta haya
soltado durante esas horas.
La pectina
Ya os habíamos hablado
de lo que era la pectina y su importancia. Dependiendo del
tipo de fruta que vayáis a utilizar será necesario añadir pectina externa o simplemente
nos llegará con la que nuestras fruta elegida aporte.
Arándanos y manzanas,
no la necesitan adicional, en otras frutas como peras o fresas, es conveniente
echar en una proporción de una cucharadita de café de pectina por cada kilo y
medio de fruta y
siempre mezclada con una pequeña parte de azúcar glasé espolvoreada con un
colador para que no haga grumos.
Es conveniente activar
la pectina con algún ácido, así que un chorro de limón será
nuestro mejor aliado en la fabricación de las mermeladas caseras.
La cocción
El defecto o el exceso
de cocción es un punto importante en el éxito de nuestras mermeladas. El
momento óptimo será cuando el azúcar consigue enlazarse con la pectina y esto
ocurre más o menosa una temperatura de
105 grados. Así que lo ideal es tener un termómetro de cocina y
cuando nuestra mermelada alcance esa temperatura podemos considerar que ya está
cocida.
Si no dispones de
termómetro hay otros sencillos trucos que te peuden ayudar. El primero sería
echar una gota de mermelada en un papel de cocina y ponerlo en vertical, si la gota resbala como una lágrima aún le falta cocción a tu mermelada,
tienes que seguir uno poco más cocinándola.
Otro sistema sencillo
será poner al principio de la cocción dos o tres platillos pequeños dentro del
congelador. Cuando creas que se acerca el final de la cocción saca uno y pon un
poco de la mermelada en el centro del plato, colócalo de nuevo en el congelador
durante dos o tres minutos. Cuando haya pasado el tiempo, saca el plato de
nuevo y empuja con la punta del dedo la gota de mermelada, el punto correcto es si
se ha formado una piel superficial y la gota se arruga, si está
todavía lisa y algo líquida le falta cocción.
Por último también
puedes comprobar su punto pasando una espátula por la mermelada, si está pasa
por encima de la cuchara formando una capa fina y líquida, tu mermelada aún
necesita más cocción. El punto será cuando de la espátula caiga una gota gruesa que se desliza
pesadamente.
Esperamos que estos
sencillo consejos que sirven para conseguir mermeladas caseras, pero con
resultados profesionales. Y desde luego aprovecha tus paseos
para recolectar moras, frambuesas, fresillas o arándanos, con estas frutas
silvestres parte del éxito de tus conservas está asegurado.